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Lance Armstrong: «Le pedí a Eddy que me presentara a Ferrari y en el invierno del 95 comencé a trabajar con él»

Lance Armstrong

Lance Armstrong comenzó a relatar este domingo «su verdad» en el documental ’30×30 Lance’ que emite la cadena ESPN y que se centra en la vida del exciclista tejano, ganador de siete Tours de Francia de los que fue desposeído tras ser acusado en 2012 de dopaje sistemático por la Agencia Antidopaje de Estados Unidos (USADA), además de suspenderlo de por vida. La UCI anuló también su palmarés desde 1998.

Como ya se había desvelado la semana pasada Armstrong confesó que empezó a doparse con 21 años, algo «de bajo nivel, como la cortisona» sabiendo que la mayoría de sus rivales en el pelotón hacían uso de dopaje de «alto nivel» como la EPO.

El momento clave de Armstrong se produjo cuando conoció al doctor Michele Ferrari, sancionado de por vida para ejercer la medicina deportiva tras su implicación en la trama de dopaje de Armstrong del US Postal. El estadounidense se fijó en él en la época del Gewiss-Ballan de Berzin, Bontempi, Ugrumov o Furlan, entre otros. «Aquel equipo lo entrenaba Michele Ferrari y dominaron todo», apuntó.

En 1995 el hijo de Eddy Merckx, Axel, fichó por el Motorola de Lance Armstrong, y sabiendo que conocía a Ferrari el texano preguntó por él. «Le pedí a Eddy que me presentara a Ferrari y en el invierno del 95 comencé a trabajar con él. Fue una relación totalmente confidencial», comentó Armstrong. El americano seguía a rajatabla todo lo que le decía el italiano: «Yo hacía al pie de la letra todo lo que me ordenaba. Su lema era ‘menos es más’, y cuando le decíamos que en el pelotón se hablaba de tal o cual sustancia atómicas, él nos decía: dejaros de bobadas, lo único que necesitáis es glóbulos rojos».

Al año siguiente Armstrong sufrió cáncer y comentó que el doping podría haber sido el causante: «Siempre pienso que la única vez en mi vida que tomé hormona de crecimiento fue en la temporada de 1996, y en mi cabeza siempre da vueltas la noción de que si la hormona de crecimiento hacía crecer y multiplicarse todo lo bueno en mi organismo, quizás también hiciera crecer lo malo». También se acordó de otros ciclistas como Floyd Landis, su antiguo compañero de equipo convertido en denunciante. En la demanda que hizo, Landis consiguió cinco de los 100 millones de dólares que reclamó.

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