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Alessandro Fancellu: veraneos en Aprica, sueños de Mortirolo y ahora destrezas culinarias

Fancellu dará el salto a World Tour en 2021 con el Trek.Foto: Atila Madrona

A sus todavía 19 años, el italiano Alessandro Fancellu había comenzado a dar que hablar tras su actuación en el último Tour de Antalya. En la prueba turca, el ciclista lombardo peleó por la victoria en la etapa reina y finalmente acabó en la tercera plaza de la general final. Fancellu, bronce en la prueba júnior de los Mundiales de Innsbruck, había comenzado un poco más tarde de lo esperado su temporada debido a una caída en los primeros días de 2020, a punto de iniciar la segunda concentración de pretemporada en Oliva Nova.

Fancellu vive inmerso en las rutinas de entrenamientos indoor y actividades domésticas propias y derivadas de estos tiempos de confinamiento obligado debido a las medidas adoptadas por los gobiernos para frenar la expansión de la pandemia del coronavirus. Como muchos chavales de su edad, emplea algo de su tiempo en los videojuegos. Pero estas semanas en casa también le están permitiendo desarrollaron sus habilidades en la cocina. Es un chico muy tranquilo, tímido, callado.

«Ahora en este período que estamos en casa me gusta cocinar. El tiempo pasa y no te das cuenta. Y me relaja. Me he animado a hacer postres y pasteles, también otros platos, que luego nos comemos todos en casa. Yo como también, claro, pero poco; no podemos descuidarnos con el peso», se ríe.

Sobre su rutina diaria, Fance admite que la monotonía genera hastío, si bien es absolutamente necesaria. «Es un poco duro el confinamiento, entrenamientos centrados en el rodillo y sin poder hacer nada más. Por las mañanas me ejercito siguiendo la planificación de Carlos Barredo. Y después, depende de los días, de cómo evolucionen. Hoy (en referencia al día de esta entrevista, durante la pasada Semana Santa) cocino un poco. En otro momento a lo mejor me pongo a jugar con la PlayStation. Me gustan los videojuegos de motos o de coches y últimamente juego más al Need for Speed. También me pongo a hacer las tareas del hogar, a limpiar y a ordenar. Cosas así. Ahora mismo el ciclismo es lo menos importante. Hay mucha gente que está sufriendo por el coronavirus. Nosotros sólo tenemos que quedarnos en casa. Puedo que sea un poco duro. Pero no es algo imposible».

La pandemia y su evolución es un tema que le preocupa y por el que se interesa. Una familiar de Alessandro, una prima, Mara Bianchi, colabora con la Cruz Roja en estos momentos de gran intensidad emocial. «Mara está haciendo voluntariado allí, está empleando su tiempo para ayudar a la gente que más lo puede necesitar y lo hace de manera altruista. Me encanta. Estoy orgulloso de ella».

Sobre el desarrollo de su temporada en el seno del Kometa-Xstra, Fancellu hace una lectura muy buena de sus seis jornadas de competición oficial. «Antes de la llegada de la cuarentena la temporada había comenzado bien. Ya en la Vuelta a Murcia, que era mi primera carrera, me encontré muy bien y me dio mucha moral para viajar a Antalya. En Turquía comenzamos con Márton como líder, por lo que siempre intenté estar cerca de él para ayudarle en todo lo necesario. En la etapa reina, en el final de Termessos, cuando vi que el grupo aún era demasiado numeroso mediada la subida me puse a tirar fuerte para hacer una selección. Pero nos quedamos delante apenas cinco corredores y ya fue cuestión de pelear hasta el final. En la última etapa, gracias a todos los compañeros, pudimos defender la plaza en el podio. Una plaza muy importante».

«La dinámica del equipo ciertamente fue ascendente. El estado de alarma y el aplazamiento de las carreras la frenaron en seco y ha tapado completamente la temporada. En este contexto, el regreso a la competición no va a ser fácil», valora. De momento uno de los grandes objetivos de Fancellu para este curso, el Giro de Italia sub23, mantiene sus fechas de celebración, del 13 al 23 de junio. En enero, en declaraciones a Tuttobici, el corredor ya había destacado esta carrera dentro de su calendario por un doble motivo: «Tiene una etapa en el Lago de Como, en mi casa, y llega a Aprica, de donde es mi madre y el lugar donde aprendí a amar la bicicleta».

El lugar donde aprendió a amar la bicicleta. El origen de una pasión. Monia della Moretta, su madre, es natural de Aprica. Y por eso, muchos veraneos familiares tenían lugar en la icónica población de la Valtellina. «Un verano recuerdo que íba en el coche con mis padres y pasábamos por un punto donde se veía perfectamente la carretera que subía al Mortirolo. Surgió una conversación sobre la subida. ‘Un día voy a hacerlo yo en bici’, le dije a mi padre. Y una semana después, sin entrenar ni nada, estaba con una mountain bike listo para subirlo. Lo hice por la vertiente de Mazzo di Valtellina. Me paré un par de veces, claro, pero lo subí. Mi padre me dijo que estaría bien ver cómo se había subido en algunas carreras, así que buscamos en Youtube y estuvimos viendo la subida de Marco Pantani en el Giro de 1992. Me encantó. En ese momento pensé que yo también quería intentar hacer lo mismo. Y de ahí el empezar a correr en bicicleta».

Y hasta hoy. Su carrera en las categorías inferiores ya le ha llevado a competir contra uno de los grandes nombres del ciclismo actual, sin duda desde un prisma mediático: Remco Evenepoel. El belga fue el campeón del mundo en Innsbruck, allí donde el italiano se colgó el bronce, saltó directamente al World Tour en 2019 y en estas dos temporadas ya ha amasado diez victorias profesionales en las que se encuentra clásicas y vueltas de una semana del Worl Tour o títulos continentales contrarreloj. ¿Sorprendido? «Por supuesto. Sabíamos que era muy fuerte, pero no pensé que fuera a ser tan fuerte ya entre los profesionales. Pero esto al final también nos da moral a todos los demás, porque significa que el nivel de los júniors era y es alto. Si él ya es un ganador, un campeón, de alguna forma también significa que los demás también lo estábamos haciendo bastante bien».

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